(Newsletter septiembre 2017)
Dra. Romana Slapakova (Austria)
Las infecciones virales agudas o persistentes en los niños son una de las causas más frecuentes de consulta a microinmunoterapeutas. En este artículo, me gustaría presentar mi experiencia, a través de un caso clínico, en el tratamiento de las infecciones causadas por el virus de Epstein Barr (EBV), el citomegalovirus (CMV) y el herpes.
Introducción
La familia de los herpesvirus es una de las más frecuentes entre los agentes que causan infecciones en los niños y adolescentes. Encontramos, sobre todo, el virus varicela zóster (VVZ), el EBV, el herpes simple 1, el herpes 6 y el citomegalovirus (CMV). Igualmente, se encuentran virus pertenecientes a otras familias, como el parvovirus B19 y los virus de la hepatitis. En los lactantes y niños pequeños, el virus respiratorio sincitial (VRS) humano es especialmente serio. Precisamente, durante el invierno de 2016/2017, en Alemania y Austria se declaró una fuerte epidemia de VRS.
En los niños y adolescentes, una infección crónica o una reactivación viral, además de las infecciones recidivantes, puede ocasionar fatiga crónica, así como dolores articulares y musculares. Actualmente, ha quedado demostrado que el VEB puede contribuir a la aparición de enfermedades autoinmunes, como la esclerosis múltiple (EM), el lupus eritematoso sistémico agudo (LES) o la artritis reumatoide (AR), así como la enfermedad de Hodgkin y el linfoma de Burkitt, e incluso a la formación de carcinomas mamarios.
Los tratamientos antivíricos que se comercializan actualmente, como por ejemplo Zovirax, no curan la enfermedad, aunque previenen la multiplicación del virus. Un tratamiento óptimo debería impedir, ante todo, la multiplicación del virus pero también reforzar/estimular los mecanismos inmunitarios que mantienen la infección bajo control. Igualmente, han de poder inhibir el efecto inmunosupresor del virus sobre el sistema inmunitario, lo que a su vez bloquea la multiplicación del virus en el organismo. Y es precisamente en la regulación del sistema inmunitario dónde la microinmunoterapia puede desempeñar un papel importante.
Caso clínico
Anamnesis
La paciente es una niña de 6 años, que presenta una gran predisposición a padecer infecciones desde los 3 años (principalmente anginas y aftas bucales). En varias ocasiones, su médico le ha recetado antibióticos. Como complemento del tratamiento antibiótico, se le ha administrado también con frecuencia el probiótico Bioflorin.
Sus últimas anginas, hace 4 meses, duraron mucho tiempo. Como consecuencia de ello, su médico pidió una serología cuyos resultados indican una infección aguda por EBV (los resultados obtenidos mediante ELISA son los siguientes: IgM EBV positivo, IgG EBV negativo, IgG CMV positivo, IgM CMV negativo).
En cuanto a sus hábitos alimentarios, toma habitualmente leche de vaca con chocolate y no come verdura. No presenta ninguna alergia conocida y, entre sus antecedentes familiares, cabe destacar una amigdalectomía del padre durante la niñez.
Exploración física
Su estado general y nutricional es bueno aunque presenta glositis migratoria benigna (lengua geográfica) aparente, amígdalas medianamente hiperplásicas, sin depósitos ni focos purulentos, así como ganglios linfáticos submandibulares moderadamente hinchados. También se observa una gran afta en la capa de fibrina del labio inferior. A la palpación, el abdomen y el hígado aparecen de tamaño normal. Por lo demás, el estado pediátrico de la niña es normal.
Resultados analíticos
Sedimentación sanguínea: 6/17 mm.
Hemograma: hemoglobina 14,3 g/dl, eritrocitos 5,3 T/l, leucocitos 8.300 células/µl, trombocitos 361 K/µl.
Fórmula leucocitaria: polimorfonucleares 39,4 %, eosinófilos 3 %, basófilos 0,5 %, monocitos 8,1 %.
Otros resultados serológicos: se observa un déficit de diamino oxidasa, con 7 u/l (ref. normal > 10 u/l), mientras que la PCR, el nivel de hierro, de calcio, magnesio, fosfato, así como los parámetros de las funciones hepáticas y renales, el nivel de zinc y la transglutaminasa se encuentran dentro de los valores normales.
Figura 1: resultados del tipaje linfocitario, en enero de 2014. De izquierda a derecha: leucocitos totales, linfocitos totales, linfocitos TCD3+, TCD3+CD4+, TCD3+CD8+, relación TCD4+/TCD8+, TCD8+ citotóxicos (CD3+CD8+CD57-), TCD8+senescentes (CD3+CD8+CD57+), relaciónT8s/T8c, linfocitos T activados (CD3+HLA-DR+), células NK1 (CD3- CD8- CD57+), células NK2 (CD3+ CD16+ CD56+), células NK3 (CD3- CD16+ CD56+), linfocitos B (CD19+CD80+), linfocitos B (CD19+CD5+), linfocitos T reguladores (CD4+CD25+), linfocitos T reguladores (CD4+CD25+CD127-), receptor de la IL-2.
Interpretación: los resultados del tipaje indican la presencia de linfocitosis, una catedral vírica marcada, un aumento del número de linfocitos B y un nivel bajo de células Natural Killer (NK) y linfocitos T4+CD25+ reguladores.
Figura 2: resultados del perfil proteico, en enero de 2014. De izquierda a derecha: IgM, IgG, IgA, C3, glucoproteína ácida (AGP), haptoglobina, antitripsina (ATP), transferrina (TRF), albúmina.
Interpretación: el déficit moderado de IgA indica una debilidad de la barrera mucosa.
Figura 3: resultados de la serología vírica, en enero de 2014.
Interpretación: el virus EBV está visiblemente reactivado, con un nivel de IgG que cuadriplica el nivel normal.
Estrategia de tratamiento
- Microinmunoterapia: para el tratamiento del VEB, aconsejo la administración de la fórmula de microinmunoterapia EBV durante 3 meses; después, de forma alterna, recomiendo la toma de las fórmulas EBV y EID, a razón de 1 blíster (10 días) de cada durante otros 2 meses.
- Toma de probióticos para estimular la secreción de IgA.
- Lymphomyosot, comprimidos de administración sublingual, para activar el drenaje linfático – 3×1 comprimidos durante un periodo de 1 mes; después 1 mes de pausa, seguido de otro mes de tratamiento.
- Vitamina C (250 mg al día), zinc (5 mg al día) y vitamina D3 Oleovit (2x/semana, 4 gotas).
- Alimentación baja en histamina, reducción del consumo de azúcar y de leche de vaca, introducción de más fruta y verdura para favorecer una alimentación más equilibrada.
Evolución
Durante el tratamiento recomendado, la niña no ha presentado anginas. Por tanto, a petición de la madre, se aplaza el control analítico. El contacto siguiente con la paciente tiene lugar más de 1 año después, a raíz de la aparición de dolor abdominal recidivante. Entretanto, había seguido un tratamiento antibiótico ambulatorio por amigdalitis por estreptococos. Antes de acudir a mi consultorio, también había sido hospitalizada por dolor abdominal agudo, aunque la ecografía abdominal y las pruebas analíticas generales no habían mostrado ninguna causa orgánica. Por otra parte, la madre indica que a su hija le cuesta concentrarse en clase y presenta problemas para quedarse dormida por la noche.
Pruebas analíticas de seguimiento
Figura 4: resultados del perfil proteico, en septiembre de 2015. De izquierda a derecha: IgM, IgG, IgA, C3, glucoproteína ácida (AGP), haptoglobina, antitripsina (ATP), transferrina (TRF), albúmina.
Interpretación: sigue persistiendo un ligero déficit de IgA y un nivel de haptoglobina y antitripsina (ATP) sensiblemente inferior al normal (lo que puede indicar una debilidad de las mucosas y de la desintoxicación hepática).
Figura 5: resultados de la serología infecciosa en septiembre de 2015.
Interpretación: el virus EBV está bajo control; no se observa ninguna reactivación.
Otros resultados
La antigliadina IgG+IgA, la transglutaminasa y la diamino oxidasa (DAO) se encuentran dentro de los niveles normales.
La prueba de tolerancia alimentaria IMU PRO 100 indica lo siguiente: positivo de nivel 2 a la leche de vaca, trigo, gluten, espelta, cebada, avena y centeno. Por tanto, aconsejo evitar completamente estos alimentos durante 3 meses. La prueba de intolerancia a la lactosa + fructosa resulta negativa.
Los síntomas abdominales y neuropsicológicos, así como los resultados anteriores, me llevan a la conclusión de que existe hiperpermeabilidad intestinal, intolerancia a la leche de vaca y al gluten, pero no se ha producido una nueva reactivación del EBV.
Nueva pauta terapéutica
- Recomendación: dieta sin leche de vaca ni gluten durante 3 meses; después, introducción de un régimen de rotación.
- Probiótico Omnibiotic 6 en dosis de 1×1 ml y Darm-Fit (fórmula ortomolecular intestinal) 2×1 cápsulas durante 3 meses, para reforzar la barrera intestinal.
- Ergoterapia.
- Durante la temporada de enfermedades infecciosas: administración preventiva de la fórmula de microinmunoterapia EID (10 días/mes).
Control de seguimiento a los 6 meses
Los síntomas gastrointestinales han disminuido significativamente. No se observa infección destacable. La niña sigue teniendo problemas de concentración en la escuela; sin embargo, el tratamiento de ergoterapia muestra una tendencia positiva. Los problemas para quedarse dormida han desaparecido.
Conclusión personal sobre el uso de la microinmunoterapia en niños
Hace 6 años, participé por primera vez en una conferencia en la que se presentó la microinmunoterapia. Basándome en mis conocimientos, considero que se trata de un método de tratamiento a largo plazo extremadamente eficaz que también puede verificarse mediante pruebas analíticas. Entre las ventajas observadas, cabe destacar la buena tolerancia, la posibilidad de combinarla con otros tratamientos y la vía de administración sublingual que resulta óptima para los niños pequeños.
En mis jóvenes pacientes, he obtenido resultados muy buenos, confirmados mediante pruebas analíticas, con las fórmulas de microinmunoterapia EBV o CMV para el tratamiento de la mononucleosis aguda y con la fórmula de microinmunoterapia ZONA para el tratamiento del virus varicela zóster. Durante los primeros 5-7 días de la enfermedad, suelo recomendar la administración diferida de 2 cápsulas/día; a continuación, es suficiente con 1 cápsula diaria. Eventualmente, puede resultar necesario un aporte ortomolecular. Además, los niños deben tomar vitamina C y D3 y zinc.
En caso de reactivación vírica, recomiendo un tratamiento con las fórmulas de microinmunoterapia EBV, CMV o HERP durante 2-3 meses (1 cápsula al día); a continuación, según la evolución clínica, alternar con la fórmula inespecífica EID por ciclos de 10 días, en la medida en que el estado inmunitario de los niños presente una tendencia hiporreactiva, desde el punto de vista del desarrollo biológico. Posteriormente, aconsejo realizar un control analítico.
En caso de infección aguda por VRS en niños pequeños, además de los tratamientos sintomáticos por inhalación, se les puede reforzar el sistema inmunitario con la fórmula de microinmunoterapia EID.
La microinmunoterapia se ha convertido en un elemento clave en mi práctica clínica.
Bibliografía
Glady G., Reig L.: Studie über die Wirkung der spezifischen Mikroimmuntherapie bei Patienten, die unter einer chronischen Erkrankung in Verbindung mit dem EBV leiden, EHK 2005: 248-260
Die Grundzüge der Mikroimmuntherapie, MeGeMIT 2016
Dr. U.: Praxisworkshop Mikroimmuntherapie 2014 in Wien